Más de 180 mil asesinatos, 63 masacres, más de 5 mil fosas clandestinas encontradas y 120 mil desaparecidos son la clara evidencia del pacto que tiene el gobierno de México con el crimen organizado.
La política de “abrazos no balazos” demuestra que este gobierno jamás pensaba combatir a la delincuencia, y cualquier esfuerzo para crear una Guardia Nacional o fortalecer al Ejército nunca fueron con el objetivo de generar paz y seguridad en nuestro país, pues sin una estrategia real se vuelven recursos mal ejecutados.
El haber desaparecido el FORTASEG y dejado a los municipios a su suerte sin poder fortalecer sus cuerpos policiales es otro claro ejemplo de la indolencia y la complicidad de la mal llamada cuarta transformación con los delincuentes.
Las más recientes masacres ocurridas en Guerrero nos han conmovido y alarmado a todos. A todos menos al propio presidente de la República y a quienes promueven una continuidad de su gobierno. Pareciera que es parte de su estrategia para mantener al pueblo callado, con miedo, escondidos. Y si a eso le sumamos los recientes asesinatos de 3 pre candidatos de la oposición, nos deja claro la violencia que se vivirá también durante el proceso electoral. Ser candidato será un tremendo riesgo y una cuestión de vida o muerte.
Particularmente llama la atención que la pre candidata de M0RENA no haya emitido ni un solo comunicado, ni siquiera condolencias, respecto a lo ocurrido recientemente en Guerrero, alarma que su silencio pueda ser señal de complicidad.
Asusta pensar que a eso es a lo que intentan darle continuidad.
México no merece tal indolencia, no merecemos ningún tipo de violencia y menos un país ensangrentado, callado, temeroso y cada día más alejado de la democracia y del estado de derecho.
México necesita despertar de esta pesadilla de muerte y retroceso disfrazada de dádivas y austeridad. Tenemos que despertar con fuerza y valentía porque si no es ahora, mañana será muy tarde. No guardemos silencio.