El otro día escuché la anécdota sobre el pintor español Salvador Dalí que en una entrevista declaró: “De ninguna manera volveré a México; no soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas” en un principio me molestó pues como buena mexicana, en mi cabeza retumbaba el folclore, el color y todas esas cosas padres que nos dan identidad y que efectivamente pueden ser surrealistas pero luego vi la otra cara de la moneda, la de los hechos tan surrealistas que pasan en este país y que más allá de sorprender, enojan.
Vivimos en un país tan surrealista que el Presidente de la República optó por vivir en un ambiente de zozobra y división, “a la fregada la unidad nacional, no me sirve”, necesita tener a al pueblo así, dividido, pues su batalla ideológica y su retórica va acompañada de odio y resentimiento que alimenta ese separatismo.
En el México surrealista se la da prioridad a la construcción y mantenimiento de los estadios de béisbol antes que a los tratamientos, las medicinas y todo el material hospitalario para atender a las personas con enfermedades catastróficas, porque hay quienes creen que esos enfermos son parte de un complot para perjudicar la imagen del Presidente, y no, no es broma, puede corroborar esta información yendo a twitter y ver cómo los “usuarios pirata” del Presidente redactan historias tan torcidas que sorprenden.
El surrealismo a veces se confunde con el absolutismo, un concepto político donde el gobernante no se somete a ninguna limitante institucional y cree que una ley divina le permite hacer y deshacer, pero la realidad es inevitable, tal como sucedió en los últimos días donde la maquinaria propagandística se topó con una sociedad organizada e informada que rechazó participar en una consulta simulada y una reforma energética que a todas luces iba en contra de los intereses nacionales, de veras, ¿en qué país su jefe de estado actúa contra sus gobernados? Sólo en uno tan surrealista como México.
Naturalmente, un líder hará todo lo que esté en sus manos para frenar la violencia usando la inteligencia y la fuerza del estado para mantener el orden, es legítimo, pero en México se combate con abrazos, podrá ser una simple analogía, pero en realidad es sinónimo de apatía.
El surrealismo se describe como algo que intenta sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico, tal como la violencia contra las niñas y mujeres de este país donde diariamente se asesina a por lo menos 10 mujeres al día, una pesadilla que debe parar.
Si Dalí viviera muy probablemente seguiría firme en su decisión y no lo culpo.
Palabra de norteña