Nuevo León ha sido noticia nacional por lo menos los últimos cinco días. Todo México ha estado atento a la crisis de ingobernabilidad que hoy padece el estado.
Todo comenzó cuando, el hoy Gobernador con licencia, traicionó su palabra y a quienes votaron por él para irse a una nueva aventura electoral.
Pidió licencia, se le concedió y lo que seguía -porque así lo establece la ley- era que el Congreso del Estado (Poder legislativo que está integrado por 42 diputados electos por la ciudadanía) designara a un gobernador interino.
La historia ya todos la conocemos, a Samuel no le gustó lo que dice la ley y empezó una guerra infundada contra el Congreso, inventándose argucias legales, se atrevió a mentirle a los tribunales, y a desacatar sentencias de la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Cuando por fin la Corte reitera que quien debe quedarse como Gobernador interino es quien ha designado el Congreso, a Samuel se le ocurre desistirse de su licencia y otra vez con argucias legaloides, mintiendo, usurpando funciones, publicando en el Diario Oficial a destiempo, haciendo trampas y entrando por la puerta de atrás anuncia que es nuevamente el gobernador, aunque el Congreso no haya sido notificado, ni tomado decisiones al respecto.
Samuel de un momento a otro, decide bajarse de la pre campaña presidencial -en la que según él iba en segundo lugar- y cree que sorprende a todos con su regreso. Pero en realidad no es una sorpresa, era evidente que al no tener otra salida y no poder dejar como gobernador interino a Javier Navarro, él no se iría tranquilo a la campaña, pues parece que tiene miedo que se sepa todo lo que ha estado haciendo desde su gobierno; como el desvío de recursos, las irregularidades evidenciadas por la Auditoría Superior del Estado respecto al ejercicio del dinero, la retención ilegal del presupuesto que le corresponde a los municipios, el uso de recursos públicos para promocionarse él y a su esposa y quién sabe qué cosas más, tan graves que le hicieron desistir de su peligrosa ambición de ser candidato a la Presidencia de la República.
Hoy Nuevo León es noticia nacional porque un personaje que cree que puede comprar con dinero público la voluntad de todos, que cree que puede extorsionar a los Poderes y pasar por encima de la ley; demuestra lo peligroso que se vuelve poner en el poder a populistas, famosos, narcisistas o carismáticos personajes que a la larga lo único que les importan son sus propios intereses y están dispuestos a pasar por encima de quien sea o de lo que sea con tal de lograr su objetivo.
Afortunadamente, Samuel se ha ido topando con la ley y el peso de las instituciones, aunque francamente yo dudo mucho que su show mediático y digno de un dictadorcito de caricatura vaya a parar aquí.
Él seguirá persiguiendo a sus opositores, seguirá intentando desafiar la ley, extorsionar al que se le ponga enfrente, seguirá y seguirá porque para la tranza, el desvío, la soberbia y la autocracia él sí que es imparable. Pero no será para siempre porque hoy se ha demostrado que también tendrá que enfrentar consecuencias por los delitos que ha cometido.
Y aquí estaremos quienes sí creemos en la división de poderes, aquí seguiremos los demócratas, los defensores de las instituciones y de la ley. Los que ponemos a Nuevo León y su estabilidad por encima de intereses particulares. Aquí seguirán los valientes Diputados del Congreso del Estado, a quienes no les tembló la mano para hacer cumplir la ley y sus facultades.
Hoy Nuevo León, además de estar en el ojo de todo México, sigue enfrentando crisis de agua, de contaminación, de inseguridad. Cerramos noviembre con 132 homicidios y con miles de personas padeciendo las pésimas condiciones en el transporte público y en las vialidades. Y por todo ello, Samuel también tendrá que rendir cuentas, aunque se niegue a ver los verdaderos problemas y prefiera acudir siempre a su preocupante mitomanía y a esconderse detrás de su esposa.