Iniciamos en la Cámara de Diputados el Parlamento Abierto para discutir el Proyecto de Reforma Energética propuesta por el Presidente López. Este ejercicio democrático al interior estará compuesto por 19 foros en total.
Al día de hoy se han realizado 7 foros, en donde legisladores, especialistas en el tema, así como organizaciones de la sociedad civil desarrollan argumentos a favor o en contra de dicho proyecto de Reforma; o por lo menos esa es la idea.
Hasta hoy, hemos sido testigos de una exposición cargada de ideología por parte de quienes apoyan este proyecto, particularmente de legisladores del oficialismo y del mismo Director de CFE; el impresentable Manuel Bartlett. Por lo tanto, lamento decir -y de verdad lo lamento porque me consta el esfuerzo de mis compañeros legisladores y especialistas que en este Parlamento Abierto hemos intentando poner sobre la mesa una discusión seria, con argumentos sólidos, con legalidad y con miras a contribuir a que el proyecto se mejore para que así podamos como país estar a la altura de lo que el mundo y el futuro nos demandan; políticas públicas sostenibles- que esto más que un Parlamento Abierto parece una mera simulación, una antesala a la aprobación de una necedad de MORENA que a cualquier costo pretende aprobar la mal llamada Reforma Energética, aunque claro, no cuentan con todos los votos necesarios en la Cámara de Diputados, y aún confío en que quienes originalmente impulsaron la Reforma de 2013 no cambiarían tan fácilmente de opinión ahora que se pone tanto en riesgo, ¿o si?
Aprobar este proyecto de “Reforma Energética” significaría darle la espalda al libre mercado y permitir mayor control del estado, lo que ya sabemos se traduce en mayor corrupción, significaría centralizar cada vez más las decisiones en materia energética y por ende quitarle autonomía y desarrollo a los municipios y estados. Significa por supuesto apostarle a energías sucias, contaminantes, que enferman y dejar de ver hacia el futuro en la generación de energías renovables, pero lo más grave en estos momentos; esta Reforma significaría retar a nuestro vecino y socio comercial más importante con quien por cierto firmamos un Tratado Comercial (T-MEC); Estados Unidos de Norteamérica. Por ello resulta tan relevante la visita a México de la Secretaria de Energía de EE.UU., Jennifer Granholm, quien el pasado jueves 20 de enero se reunió con el Presidente López y con la Secretaria de Energía Rocío Nahle. Y aunque el comunicado oficial del gobierno mexicano dice que la Secretaria Granholm tomó con mucho respeto el proyecto de Reforma, para nadie es un secreto que ella traía un mensaje muy claro; Estados Unidos desea hacer alianza con México siempre y cuando se respeten los acuerdos del T-MEC, su visión hacia las energías limpias y renovables y sobre todo sus inversiones e intereses comerciales. Y es que por más que la Secretaria norteamericana quisiera cambiar de opinión, no llegó a nuestro país por mero protocolo, traía consigo la advertencia que le habían hecho un gran número de congresistas del Capitolio advirtiéndole del riesgo que significa para EE.UU. que México apruebe una Reforma Energética en los términos en los que ahora se encuentra.
El sector empresarial mexicano, las organizaciones de la sociedad civil, expertos en energía y la propia comunidad internacional han advertido sobre lo retrograda que resulta esta Reforma, pero aún así el Presidente López continúa empujando para que se apruebe, con todo lo que eso implica sabiendo que no cuenta con todos los votos. Sin embargo el factor que hoy se presenta prende una alerta, que el gobierno norteamericano haya enviado una emisaria para dejar clara su postura no es cosa menor. Sobre todo considerando la posición que tiene nuestro país en la región. ¿Será éste el contrapeso que se necesita para que el señor de Palacio Nacional cambie de opinión? Por cierto, deseo que su corazón se encuentre bien.
Y por si no quedó claro, mi voto será en contra.
Palabra de Norteña.