No hablar de un problema o ignorarlo no hará que desaparezca; al contrario, corre el riesgo de crecer y que su solución sea cada vez más compleja. O incluso tenga consecuencias irreversibles como la muerte.
Pareciera que al gobierno actual de Nuevo León no le gusta encarar todos los problemas, sólo algunos que permitan cerrar con una foto amigable o con tendencia a hacerse viral.
¿De qué hablo? Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Nuevo León cerró el año con mil 058 homicidios, tan solo en diciembre fueron 95, siendo esta la cantidad más alta desde el 2012 y siendo algunas ejecuciones a plena luz del día. A éstos se le suman 3 homicidios más el primer día del 2022.
Nuevo León parece entrar otra vez a una crisis de seguridad como la que ya enfrentó hace más de una década, inseguridad a un nivel tan grave que nos robó la estabilidad y la paz. Y hoy, según el INEGI; el 70% de la población de Nuevo León sigue considerando la inseguridad como el principal problema en la entidad, datos alarmantes.
Cuando se habla de seguridad pública, no debe hablarse a la ligera, no es responsabilidad de una sola persona, aunque sí existe una cabeza principal o un líder pues, es importante entender que hay diversas instituciones encargadas de la Seguridad Pública de un estado y por lo tanto, muchas cabezas pensando y ejecutando una estrategia de seguridad, una que verdaderamente responda a las necesidades de la entidad. El problema surge cuando se espera obtener resultados distintos, haciendo las mismas cosas.
Pues aunque el actual gobierno haya reunido a todos los responsables de la seguridad en el estado y haya puesto en un papel sus ideas o su plan maestro, la realidad es que Nuevo León sigue arrastrando los mismos vicios en materia de seguridad; empezando porque se volvió a colocar al frente a la misma persona, que por más buenas intenciones que pueda tener, lleva ahí ya un sexenio sin dar resultados. Se habla de una coordinación entre todos, incluso de intercambio de información, otro error; pues querer que hasta las propias organizaciones de la sociedad civil se vuelvan corresponsables es hasta arriesgado, considerando que hay información clasificada que evidentemente no se debería compartir. Hablar de una “estrategia” conjunta, querer pasarle la pelotita a otros o lavarse las manos diciendo que es responsabilidad de “todos”, no va a generar resultados distintos y mientras tanto seguiremos sufriendo del terror de ejecuciones a plena luz del día, incremento en violencia, en robos y hasta en secuestros.
No es que por ser año nuevo estemos obligados a creer en todas las personas y tampoco en los milagros, hoy la responsabilidad principal de la seguridad de todos los que vivimos en Nuevo León es de una sola persona; el Gobernador, si él tiene que delegarla tendrá que ser a alguien que sí de resultados, está claro que el actual Secretario de Seguridad -que sigue pidiendo tiempo- no es esa persona. Se tiene que ir.
Palabra de norteña.