México pasa por muchas crisis, algunas de ellas muy destacables debido al régimen del actual gobierno federal. Un gobierno que llegó a imponer una agenda dictada desde Palacio Nacional cada mañana por un Presidente que un día divide, al otro ofende a la clase empresarial, a los periodistas, a los maestros, a los estudiantes, a las mujeres, al otro día se ríe de las masacres, que promete acabar con el desabasto de medicamentos pero no sucede, que a diario dice que acabará con la corrupción y en cambio vemos contratos millonarios desde gobierno federal a la familia Bartlett, videos de Pío López Obrador recibiendo sobres con dinero, la casa gris en Houston de su hijo, sobre costos en la construcción del AIFA, del tren Maya, de la refinería Dos Bocas, los contratos de Felipa Obrador, el robo a los trabajadores de Texcoco por parte de Delfina Gómez, la caída del metro en la CDMX sin consecuencias contra los responsables, el desfalco de Ana Gabriela Guevara en la CONADE y un largo etcétera.
Un gobierno que divide, miente, persigue, usa a las instituciones para venganzas políticas, un gobierno que no da resultados y que intenta amagar a la oposición.
Un Presidente populista y represor que algunos intentan imitar, como Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, Cuitláhuac García en Veracruz, el propio Miguel Barbosa en Puebla y ahora hasta Samuel García en Nuevo León del que particularmente hay que hablar, porque no es emanado del partido morena, pero como si lo fuera.
El Gobernador de Nuevo León se parece cada día más al mitómano de Palacio Nacional, dijo que iba a defender el agua como nadie; mentira, sigue habiendo trasvases a Tamaulipas sin que él mueva un solo dedo para impedirlo, viajó a Egipto (con dinero público) a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático a presumir que nuestro estado tiene una política sustentable y que aquí todo está bien y en cambio a diario respiramos veneno, porque tampoco ha hecho nada más que inventarse un impuesto verde sin poner como prioridad la salud de las personas. Prometió que Nuevo León se saldría del pacto fiscal si no se le respetaba en cuanto a los recursos que le tocan y además se mostró como un gran federalista y defensor de los municipios y hoy es el principal represor del trabajo de los Alcaldes, está totalmente entregado al Presidente de la República e intenta imitarlo persiguiendo a la oposición, secuestrando el presupuesto de los municipios. Que hay que decirlo; si a los municipios no les llega recurso público, el principal afectado es el ciudadano, pues son los Alcaldes los encargados de gestionar ese recurso para que haya calles pavimentadas, policías, luminarias, y todos los servicios públicos dignos con que deben contar las ciudades. Pero en lugar de respaldar e impulsar a los municipios, el Gobernador se ha puesto en su contra, atacando a diario al Poder Legislativo, a los Alcaldes organizados en el Pacto Nuevo León y por supuesto con todo ello afectando a los ciudadanos que cada día están más cansados de un gobernador populista, mitómano, y viajero.
Ojalá que el Gobernador recapacite; a penas lleva un año y ya ha generado una crisis de agua, de inseguridad y de ingobernabilidad en nuestro estado, pero en lugar de atender los problemas, de generar diálogo y trabajo en equipo, él prefiere destaparse como una “corcholata” más para el 2024, dejando en claro que sus prioridades son solo electorales.
Aún estás a tiempo, Samuel, no permitas que los cantos de Palacio Nacional te seduzcan y mejor recompón el camino, es por Nuevo León.
Palabra de Norteña.