El gobierno de Morena presentó su Paquete Económico 2026 con un discurso seductor: más programas sociales, más infraestructura y “sin nuevos impuestos”. Pero al revisar los detalles, aparece la trampa.
El déficit proyectado es de 4.1% del PIB, lo que implica más deuda y más intereses que terminarán pagándose con recursos que deberían ir a salud, educación o seguridad. Además, aunque aseguran que no habrá nuevos impuestos, sí habrá aumentos al IEPS en refrescos, cigarros y gasolina, además de mayores cargas a plataformas digitales. En la práctica, los ciudadanos comunes terminarán pagando la factura.
En contraste, el PAN plantea medidas directas al bolsillo: eliminar el ISR a quienes ganen menos de 15 mil pesos, quitar impuestos al aguinaldo, permitir deducciones educativas y médicas, e incluso eliminar el IVA al agua. También busca que municipios y estados reciban más recursos, para que el dinero llegue a las comunidades y no se concentre en la federación.
El contraste es claro: Morena gasta más con deuda y cargas escondidas; el PAN plantea alivios fiscales y más recursos para lo local. El paquete fiscal no es neutro: define si se sigue hipotecando el futuro o si se empieza a dar respiro real a las familias mexicanas.