Refinería de Cadereyta; una historia de terror

Apenas el viernes pasado; Gonzalo Monroy, Santiago Arroyo y Carolina Gómez se armaron un  TikTok Live para hablar de Nuevo León, específicamente de la peste que nos aqueja y que por supuesto viene de la Refinería de Cadereyta y sobre todo de la gravedad de la calidad del aire (o veneno) que estamos respirando. Me sumé al evento un poco después y pude dialogar con ellos, que son expertos en todos estos temas, para concluir con urgentes acciones que se tienen que hacer sí o sí, para combatir esta grave situación. Como historia de terror, dos días después, sucede lo que ya todos sabemos, comienza a salir un humo amarillo de la refinería de Cadereyta. ¡Azufre y carbón!

La humareda por supuesto alarmó a todo mundo, y hubo reacciones, algunas oportunas, otras no tanto, pero hasta ahora siguen sin ser respondidas muchas preguntas. ¿Qué era ese humo, si no azufre y mas sustancias tóxicas?, ¿por qué estaba saliendo de esa manera, quién es el responsable?, ¿habrá consecuencias?, ¿por qué el gobierno estatal sigue sin clausurar la refinería, por lo menos hasta que se esclarezca qué fue lo que pasó?, ¿cuántas auditorías técnicas se han realizado a la planta y por qué continuan sin renovar todo su equipo?, ¿cómo afecta lo que está sucediendo en la salud de las personas?

El Gobierno estatal lanzó una advertencia, que hasta ahora sigue siendo sólo eso, dijo que clausuraría la Refinería de no recibir respuesta del gobierno federal. Ya pasaron 3 días. Si el terrorista fiscal que pusieron en la secretaría de medio ambiente no sabe, aquí le digo algunas cosas, primero, tienen que  fincar responsabilidades penales al titular de la Refinería, así como a todos sus directivos operativos, además de exigir cuentas a los funcionarios directamente responsables desde la Comisión Reguladora de Energía, y de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente, a todos ellos principalmente porque no emitieron medidas de prevención o seguridad para la producción y descarga de sustancias tóxicas, pero además por el daño que están causando a la salud de todas las personas, que a diario respiramos ese aire que lleva mucho tiempo contaminado de dióxido de azufre (SO2). Como lo advertí antes, ya es un problema de salud pública. 

Ojo, si bien la refinería es en gran medida causante del grave problema de contaminación que hay en Nuevo León, sobre todo por el dióxido de azufre que emite y que se traduce en estar respirando veneno, ésta no es la única causante, están también las empresas cementeras y otras industrias, los autos, y otros factores y es importante que se vea el mapa completo. Que la autoridad estatal, además de publicar un sólo decreto al respecto, también se vuelva más ruda a la hora de exigir cuentas a la refinería y al resto de las empresas contaminantes, es urgente que se les haga una auditoría técnica a todas, que se les exija mejorar sus equipos y procesos de producción y sus políticas de sustentabilidad.

Pero hoy la situación de la refinería se ha vuelto urgente y lo menos que se espera es que tanto el gobierno federal como el estatal realmente atiendan el tema. Sin politizarlo, sin narrativas divisorias, sino pensando realmente en la gente y en el daño a corto y largo plazo que esto está generando en nuestra salud. 

Esperamos que se hable con la verdad, que haya consecuencias, se finquen responsabilidades y se aplique todo el peso de la ley. También es momento de que el gobierno comience a realizar estudios de impacto en la salud de las personas, y con ello generar políticas públicas de respuesta al grave problema que nos causa respirar veneno. 

Que esta no sea una historia de terror, implica dejar de lado la tibieza y con seriedad exigir al gobierno federal, de una vez por todas, soluciones reales, pues estamos hablando de vidas humanas las que se ven directamente afectadas, ¡basta ya de tanta negligencia!

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